domingo, 25 de marzo de 2018

Encuentro con la escritora Sara Bertrand en nuestra biblioteca




Si el martes 20 de marzo era un día gris, la Biblioteca de nuestro instituto se tiñó de color azul al recibir a la escritora chilena Sara Bertrand, que había llegado a Avilés para presentar su obra La mujer de la guarda esa misma tarde en la librería "Cosas en familia". Un grupo de 28 alumnos y alumnas de Literatura Universal, junto a su profesora Myriam, la aguardaban con la ilusión de conocer a la persona que es capaz de llevar a los libros historias cargadas de sensibilidad y de transportar a sus lectores a un mundo al que solo la literatura puede llevarnos de la mano.

Las personas que pudimos colarnos en ese encuentro pudimos conocer de cerca a una mujer que "nació leyendo", como su madre le decía siempre, y que comenzó a escribir como un proceso natural derivado de esa pasión por la lectura desde niña. Nos contaba cómo la dictadura de Pinochet había marcado su infancia, pero que en medio de ese ambiente triste siempre había encontrado momentos para la alegría. Así muestra a su personaje, Jacinta, una niña que se siente sola por la pérdida de su madre, pero que va encontrando resquicios de color en su vida gris, un color representado por el azul que tan plásticamente ha sabido reflejar la ilustradora de su libro, Alejandra Acosta.


Origen de la imagen http://elbosquedelamagacolibri.es/site/producto/la-mujer-de-la-guarda/

Nos contó, también, cómo tras años de escritura había decidido publicar sus obras a raíz de la exposición de unas fotografías de su abuelo que fueron halladas por su familia tras la muerte de éste, lo que le hizo pensar que ella quería ser testigo de la publicación de su obra, que no sucediera después de su muerte como en el caso de su abuelo. 

Los últimos momentos de este encuentro Sara Bertrand los destinó a intercambiar impresiones con el alumnado, quería saber qué habían sentido al leer La mujer de la guarda y se mostró emocionada ante varias intervenciones de jóvenes lectores. Quiso dejar claro que no tenían que interpretar la obra de la manera en que ella, como autora, la veía, sino sólo como verdaderamente la sentían. "Busco siempre la palabra precisa", dijo, pero el lector es el que interpreta y siente a su manera esas palabras. Quienes estábamos allí sentimos su calor y su abrazo, una entrañable y enriquecedora experiencia.

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